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El pasado jueves once de Junio, Ciudad Universitaria (CU) se vio convulsionada por un hecho aborrecible, la represión de estudiantes universitarios en el predio de una universidad pública, hecho que no ocurría desde la trágica Noche de los Lápices. Esta lamentable situación se dio lugar en el marco del desarrollo de las obras que se están llevando a cabo en Ciudad Universitaria.
Mediando las cuatro de la tarde, autoridades de la UBA, entre las que se contaban el intendente de Ciudad Universitaria, el arquitecto Mario Boscoboinik, acompañado por personal de seguridad privada High Security y la policía federal irrumpieron en forma violenta el espacio verde comprendido entre el pabellón cuatro y cinco, con el fin de que las maquinas avancen sobre el mismo a fin de extender el estacionamiento provisorio emplazado cerca de allí.
Un estudiante que visitaba el lugar observó los hechos y se dirigió al pabellón cinco con el fin de advertir a los miembros del Centro Experimental Interdisciplinario Velatropa, quienes habían sido visitados por la policía federal con la advertencia de que no interfieran con el avance de las topadoras.
Pese a eso, numerosos miembros de la comunidad Velatropa y estudiantes de la UBA se acercaron a presenciar el momento en que trabajadores comenzaban a arrancar los árboles que se encontraban en el camino de la máquina. La policía y los guardias de seguridad comenzaron a agredir a los defensores del predio. Los mismos guardias se desvistieron de su uniforme para poder perseguir y golpear a los miembros de la comunidad. El resultado: dos estudiantes de la UBA fueron salvajemente agredidos, uno de ellos por intentar filmar el triste acontecimiento.
No sólo ello, sino que persiguieron al estudiante con el fin de sacarle la cámara hasta dentro del recinto del pabellón 3, correspondiente de la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Una insólita persecución que puede corroborarse con las tomas obtenidas por las cámaras de la facultad. Con esto no solo ejemplificamos una represión física y psicológica, sino también de expresión.
High Security es una empresa de seguridad privada, contratada por el rectorado de la UBA, supuestamente, para proteger los materiales de la misma. En el plano cotidiano, los guardias de seguridad entre los que se encuentran ex-policías y patovicas fueron foco de numerosas quejas por parte de los estudiantes. Miembros del centro experimental aducen haber sido amenazados de muerte por los mismos. Como dato adicional, dichos guardias, firmes a sus órdenes, cerraron el paso a Ciudad Universitaria pasadas las once de la noche, lo cual contrajo molestias en el estudiantado para el desarrollo de actividades extracurriculares. Y actualmente, están desarrollando una suerte de derecho de admisión a la Universidad en función de la vestimenta, característica que permitiría discriminar “a groso modo” según ellos, a los miembros de la comunidad Velatropa con los estudiantes de la UBA. Son varios los estudiantes que fueron discriminados por esta razón. También es de mencionar que varios miembros del centro experimental son estudiantes de la UBA de diversas facultades.
Al día siguiente, nos referimos al pasado viernes 12, autoridades de la UBA, representadas en este caso por el ex-decano Cajide se acercaron a la zona de conflicto para pedir disculpas por las agresiones ocurridas. Lazo incoherente si mencionamos que el siguiente lunes 15 de Junio, el intendente de CU se acercó al lugar acompañado con más de una decena de patovicas uniformados, fuera de su turno habitual, para generar miedo a los defensores del predio verde, amenazando con desalojarlos violentamente y filmándolos con el fin de identificarlos.
-Un conflicto con historia-
Rememoremos. Este mismo verano, hubo conflictos durante el desarrollo de las obras edilicias en CU que forman parte del convenio firmado por la UBA y el gobierno de la Ciudad. En el plano subido por la misma institución, se proyectaban estacionamientos sobre un bosque nativo que funcionan biológicamente como colchón amortiguador de la Reserva Natural de Ciudad Universitaria, en el cual se ubica el Centro Experimental Interdisciplinario Velatropa. Este último es un proyecto iniciado por estudiantes de la facultad de Exactas, allá por el año 2007, con el fin de proteger el bosque. Eso derivó en la constitución de una Eco Aldea donde se llevan a cabo diversas disciplinas correspondientes al desarrollo de un modo de vida sustentable y armónico con el espacio, concepto englobado en el término permacultura.
La misma comunidad, en conjunto con organizaciones ecologistas y los centros de estudiantes de la facultad de Exactas y Arquitectura intentaron frenar el avance de las máquinas. Los reclamos eran múltiples, entre los que se mencionan irregularidades en las obras como la falta de permiso y de cartel. De ello algo salió a la luz: las extensiones de los estacionamientos no solo eran para suplir las demandas de los docentes y estudiantes, sino para sustentar negociados entre el cuerpo no-docente, la barra de River y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Como reacción, la universidad decidió montar un notable operativo cada vez que jugara River Plate en la semana, en conjunto con el club y la policía federal; a fin de evitar que los hinchas de River usaran el predio universitario como previa al partido.
Volviendo a los hechos, luego de varios encuentros y diálogos, la intendencia de Ciudad Universitaria acordó con los defensores del espacio en utilizar una parte del emplazamiento ubicado entre el pabellón 4 y 5. El acuerdo incluyó la plantación de árboles nativos de manera de fortalecer el ya pequeño colchón de amortiguación que separa la reserva del avance urbanístico.
Este mismo acuerdo es hoy desoído por las autoridades, quienes pretenden ocupar todo el emplazamiento para establecer el estacionamiento. El impacto sería notable en la cantidad de aves que habita en la reserva y afectaría de forma irreversible la biodiversidad del lugar.